domingo, 21 de marzo de 2010

Hitoride Otra Vez

Domingo, 15:53



Solo.
De cara a la ventana y teleféricos, a un cielo blanquecino como el té con leche que me devuelve, nebuloso, el malestar de la resaca.
No bebí ayer. No lo suficiente como para tener resaca.
4 cervezas y media, un par de sorbos de ron, el equivalente a un vaso de tubo de tequila "Don Fulano" (el mejor que he probado en vida, ya sea aquí o en México) y puede que algo más que haya olvidado.
Bastante pero no lo suficiente.

Recuerdo llegar aburrido al Fabuloso, desestimar la idea de intentar colar a mis 11 amigos usando el pretexto del aforo y la solidez de las paredes en vez de asumir que era el miedo a la negativa del portero o del dueño y vivir otro fracaso, insubstancial, sin importancia, pero fracaso al fin y al cabo y de esos tengo los bolsillos llenos.
Pero tú no pinchas aquí, me pregunta un idiota.
El mismo idiota acaba por acecarse a la puerta y colarnos.
...

Solo.
Recuerdo haberme puesto a hablar con Tito, un amigo colombiano; haber compartido historias; las de su familia, las de la mía; jurarnos mutuamente el matarnos a cuchillo si el uno compartía lo que había oído con alguien que no fuera el otro.
Nos dijimos que la borrachera nos hacía hablar.
A mi me hacía hablar la desgana y el purgatorio.
Me sentí observado por una chica que estaba sentada en un sofá, sola, mientras hablaba con él así que me encendí un cigarro y me senté a su lado, hola, y apoyé los pies en un sillón que había cerca, las piernas enconrvadas como un chico de instituto fumando en un rincón a escondidas de los profesores.
De cerca me di cuenta de que no solo tenía la boca operada, la nariz también.
Era posible que el mismo bisturí hubiera pasado por sus tetas y sumando y sumando acabé por dudar de que la chica fuera chica.
Mis amigos me tiraban de la gorra, me pateaban en los pies, se reían de mi a lo lejos.
Anna (sí, Anna estaba con nosotros) cruzó por delante nuestro en el momento en que la chica que podía ser chico me empezó a hablar.
Argentina.
Peluquera.
No, perdón, encargada de peluquería pero sabía dar tinte y reconocer un buen corte de uno malo.
Fan de John Waters.
Decía que Pink Flamingos estaba bien pero que era mucho mejor Female Travel.
No cabe duda: señoras que son señores...

Le pido un cigarro, me lo enciendo con el que tengo en la mano a punto de acabar y le digo que me excuso. Se lo digo así, me tengo que excusar.
Me levanto dejando solo al chico y me voy con mis amigos.
Le pido a Anna que deje a su novio y vuelva conmigo.
Me contesta que para volver conmigo habría que dejar a mucha gente.
No tengo ni puta idea de lo que significa eso pero para mí la noche se ha acabado así que tiro el cigarro, cojo mi jersey y me despido.
Al final salimos todos.

Al llegar a casa de mi mejor amigo Anna y una amiga suya que está de visita se quedan con él en la puerta y se despiden del resto de nosotros.
Duerme bien en la cama con mi ex-novia, le grito al final de la calle.
Los demás se ríen.
Anna no y da una explicación con tono de enfado, con tono de otra vez la misma broma no.
Mi tono es de jódete y ponte en mi lugar.

Solo.

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