martes, 9 de junio de 2009

Mi fin de semana empieza los miércoles

El miércoles, como todos los miércoles tenía pensado ir al Fula pero cuando me desperté le mandé un mensaje a Judith diciéndole que tenía un cd para ella y que adonde se lo podía llevar alrededor de las 8. Me contesto que estaría en el gimnasio y que podíamos quedar al salir.
Tenía una cita.
Conocí a Judith en Mall’s el sábado anterior, era una de las chicas a las que les di el teléfono. La que me llamó.

Cogí el coche, le eché gasolina con la tarjeta que no podré pagar a fin de mes y me fui al ABC de serrano a recogerla pensando en tomar algo con ella y ver que pasaba.
Mi idea era recogerla, darle el cd, tomar algo por ahí y luego ir a comprar algo de comida, una botella de vino y llevarlo todo a casa de Lucas para que nos lo cocinara y cenar juntos. Por improbable que suene Lucas y Judith me dijeron que sí a todo.

Judith no se había duchado siquiera y llevaba la misma ropa del gimnasio excepto la camiseta que se la había cambiado. La bauticé Barbie Spinning y dijo que no le hacía gracia pero me acompañó igualmente a casa de Lucas, se hizo la foto de Azulinas y se desenvolvió con naturalidad.
Lucas y Rick le hacen una foto a todas las personas que entran a su casa por primera vez, da igual quien sea: amigos, amigas, amigas de amigos, amigos de amigas, el chino que trae la comida a domicilio… y todos firman la foto. Judith la firmó como “Barbie Spinning”.
Seeeeeee…

Lucas hizo una pasta deliciosa que habíamos comprado Judith y yo en el Rincón del Gourmet del Corte Inglés y abrimos una botella de Val, un vino de autor que elegí y que salió perfecto. Cenamos en la terraza, fumamos, hablamos y vimos vídeos en youtube.
Para cuando bajamos en el ascensor Judith tenía tantas ganas de que la besara como yo de hacerlo y lo hice.
Le dije que se viniera a casa a ver “El Club De Los Cinco”…
No. Pero me dio un par de besos más y nos fuimos a casa. Bueno, no, yo no. Yo me fui al Fula habiendo besado a una chica.



Quedé con Nadja el viernes a las 9 y media de la tarde.
La excusa era ver una peli pero realmente queríamos follar, beber, comer y fumar (en ese orden) hasta que nos doliera el cuerpo y eso fue exactamente lo que pasó.

Nadja es alta y guapa. Tiene una boca que habla de sexo estando cerrada, directamente al subconsciente, unos ojos que de niña la debieron meter en más de un lío y una silueta de hombros anchos, huesudos, con un culo grande y redondo en el que puedes perder de vista tu propias manos.

Entra en casa sonriendo, balanceándose de un lado a otro como una torre que no sabe hacia donde se va a derribar y tirando sus cosas por el suelo y los sofás como si nada le importará. Luego me abraza me besa metiendo la lengua, jugando con ella y mis labios. Mordiéndomelos con sus dientes enormes y manchados de nicotina.

Yo acabo de guardar la compra que he hecho para la cena, abrimos la botella de vino blanco, nos encendemos una par de cigarros y le pongo el primer capítulo de la primera temporada de Californication. Nos reímos, nos empezamos a emborrachar y nos ponemos cachondos como para follarnos por primera vez. Tenía otros 2 preparados pero solo sirven de fondo de nuestros polvos.

Cuando empezamos a tener hambre abrimos el vino tinto y empiezo a preparar la cena.
Para empezar una ensalada con surimi en forma de langosta. Meeeh…
De segundo, gnocchi con setas shitaki en salsa de gorgonzolla y nata con virutas de jamón ibérico y parmesano reggiano. Todo sobre un lecho de canónigos.
Ahora empezamos a hablar…

Acabamos la cena y seguimos follando. Nos acabamos el vino, nos fumamos otro medio paquete y empiezo a pensar que nunca me la han chupado como lo hace Nadja. Se la mete hasta el fondo de la garganta, donde pierdo de vista la polla, me lame con los labios y la lengua desde la punta a los huevos y, lo mejor de todo: me jura sonriendo que nada le pone tan cachonda como que me corra en su cara, en su boca, en su pelo.
En el fondo de su garganta.

Nos dormimos como a las cinco de la mañana y nos despertamos follando a las 12. Nos volvemos a dormir hasta las dos y media. Después de correrme por no sé qué vez en la boca, cara y pelo de Nadja la despido en la puerta. Es sábado y esa noche pinchaba en Mall's.
Sabía que no iba a volver solo a casa y la verdad es que empezaba a sentir nauseas.

Me encontré con Judith a la hora y media de llegar a Mall's. Llevaba un vestido blanco con unas sandalias de tacón a juego, un perfume que confundí con Thierry Mugler y bastante brillo en los labios. Parecía que hubiera ido a la peluquería esa misma tarde.

Me fue a dar un beso en los labios pero lo conseguí esquivar y darle dos. No se lo tomó mal. Eso vino luego…

Judith se pasó un rato por la cabina, no me presento a ninguna de las amigas con las que vino, de hecho no llegué a verlas en toda la noche, y al cabo de un rato de que yo estuviera pinchando sin hacerle demasiado caso se fue a dar una vuelta.
Entonces se acercó a la cabina una sonrisa que inundó la cabina. Esa boca no cabe en cualquier sitio. Parecía un libreto teatral:

Sale Judith.
Entra Nadja.

Nadja pone cara de sentirlo mucho, como un perrito, echando la cabeza a un lado y sacando morritos como si se hubiera traído hasta allí sin darse cuenta.
Se me acerca, me da un beso y yo le preguntó que sí sabe jugar al poker.
Juguetea con un si.

“Entonces, sabes lo que es un all-in” le digo sabiendo que no tiene ni idea.
.
“Vale, no, no sé jugar al poker.” Me contesta confundida.

“Un all-in es cuando coges toooodas tus fichas y las metes en la apuesta. Solo tienes dos opciones: o te llevas toda la pasta o te vas de la mesa.”

Ahí es cuando lo entendió todo y no le gustó. Se fue a un rincón con su amigo Leo durante un rato y no la vi hasta que salí a buscarla.

Cuando Judith volvió la cosa se empezaba a complicar. Nick y yo estábamos en la cabina con Nadja y Judith, a quienes acabé por presentar. 2 metros cuadrados de bomba a punto de estallar conmigo en plena línea de fuego…

Judith se queda junto a la puerta hablando con Nick que se apoya en la mesa entre uno de los cds y el ordenador. Nadja se coloca exactamente entre la mesa de mezclas y yo y empiezo a hacer malabares para poner los discos sin tocarla demasiado (cuando lo que más me apetece es tocarla demasiado) y no para de acercarme la cara, las manos, los labios. Y no lo digo para justificarme, lo que hice fue mi culpa, nadie me obligó (ella incluso se apartó un poco cuando lo hice!) pero entre la necesidad de hacerme hueco en la cabina que estaba desproporcionadamente abarrotada y las ganas de morderle la boca a Nadja acabé por cogerla un poco de la cintura, acercarme su cara y besarla. Ella se quedó un rato en pausa, con los ojos bien abiertos aproveché el instante para echarla a un lado y poner otro disco.

5
4
3
2
1

Golpecito en la espalda.
Es Judith.

“Mira, yo no sé de qué vas pero lo que has hecho es muy feo.”
Hago tiempo para dejarla hablar, no quiero decir nada sin estar seguro de lo que ha visto y no me dejo presionar. La miro como si no entendiera del todo y continúa:

“estoy aquí contigo, he venido a la cabina a verte ¿y besas a una tía en mi cara? Yo no sé que te has creído pero yo no soy así”

¿Así cómo? No lo digo, pero lo pienso.
Y tampoco me justifico.

“Judith (pausa dramática), tú y yo no tenemos nada más allá del beso que nos hemos dado, no creo que sea para tanto. Sólo ha sido un beso! Se lo podría dar a ella y a 10 personas más. Sí tú lo hicieras no tendría derecho a decirte nada. Que yo sepa no tenemos ningún tipo de exclusividad y si tú lo crees entonces no nos hemos entendido, ¿qué prefieres? ¿qué lo haga a tus espaldas…?”

¿Quién coño soy, Dani Succo?

Ella me responde que no, no tenemos exclusividad pero que es una falta de respeto, que por supuesto que prefiere que lo haga a sus espaldas, que ella no es así (esto no acabo de entenderlo del todo ¿¡así cómo!? Y que lo siente pero se va.

“Jo (sí, uso "jo" más de lo que debería, es decir, lo uso), lo siento. De verdad, pero ¿qué te puedo decir? Si te quieres ir vete, aunque me jode”
Y se va.

Miro a Nadja y yo sé que me sale fuego de los ojos. Ella también lo sabe y pone cara de cachorrito que se ha comido un zapato.
“Tú ganas” le digo y empieza a pedir perdón.
"Lo siento, no tendría que haber venido, jo, yo no quería esto, ve con ella si quieres…"

Y al final consigo poner una canción aunque mi cabeza está a punto de estallar y me sacudo los sentimientos de culpa como puedo aunque no se van y ni me molesto en mirar a Nadja porque estoy cabreado conmigo. Cada vez me sale mejor el papel del gilipollas… Pero quedan sorpresas.

3 temas más tarde alguien se acerca a la cabina.
Es Judith.

Dice que vuelve sin saber porqué. Dice que sus amigas se han ido y ella se ha quedado porqué tenía que decirme una cosa y la cosa básicamente es lo de antes, más bronca, mas regañina, más sonrisa también y una declaración de intenciones.
No sabe porqué ha vuelto pero NO va a irse y de pronto siento que el crimen paga.
He besado a otra chica en su cara y es como si entre las dos hubieran matado a una cebra y se fueran a pelear por ver quien se la come.
Ser cebra está molando más que en los documentales, pero es raro.

Esta vez cuando Nadja se acerca Judith ni la mira, pero me mira a mí. Fijamente. Nadja se despide, me dice con gestos que me está mandando un mensaje, que lo lea. Se despide y esta vez le doy dos besos, no me la juego más. Por encima de la cabina nos damos las manos. Espero a que se aleje un poco y cuando se ha ido me giro, beso a Judith y me doy cuenta de que la única razón por la que he elegido irme con ella es porque es otra.

Antes me equivoqué. Cuando Nadja se iba parece ser que Víctor se puso malo y tuvo que ir al baño a vomitar. Nadja no le acompañó. Se quedo esperándole. Justo enfrente de la cabina mientras yo besaba a Judith.
Entradas en primera fila. Palco privado. La llevé al cine.

La chica que pedía Banquet se vuelve a acercar…

Espera un segundo… ¿¡he hablado de La Chica Que Pedía Banquet!?

Casi al principio de la noche apareció una chica morena, delgada, con los ojos azules y saltones como un secundario de los Simpsons que se acercó para pedirme que le pusiera Banquet de Bloc Party. Me flipa esa canción y me la acababa de grabar para ponerla en las sesiones pero al buscarla no la conseguía encontrar. Mi maleta de CDs está sumida en un caos absoluto que ni yo mismo entiendo así que cada vez que venía a recordarme que me había pedido la canción tenía que decirle que no la había encontrado todavía.
La chica se acercó otra vez más cuando vino Nadja y se saludaron porque se conocían de no sé que.
Esta vez se quedo un rato más y volvió a pedir Banquet por quinta vez.

Nadja y ella hicieron como buenas migas, yo parecí caerle bien y se ponía a hablar conmigo también y por un momento pensé que le gustaba un poco y eso me ponía bastante cachondo. Cada vez que encontraba una oportunidad me venía a decir que le puesiera la canción de una puta vez y me daba a entender que la necesitaba porque lo había dejado con su novio.
Ah, claro, Banquet es una de esas canciones…

Retomando: beso a Nadja, pollo con Judith, se va Judith, vuelve Judith, se va Nadja, beso a Judith, Nadja no se había ido.

La Chica Que Pedía Banquet se vuelve a acercar:
“ no la encuentro, tía”
“ ¿no vengo por eso. Te puedo decir una cosa?”
… no contesto porque sé que le va a dar igual lo que diga y puede hasta que sea divertido.

"Últimamente tengo una tendencia preocupante a aceptar las cosas tal como son"
Los Detectives Salvajes.

“Me parece increíble. Como sois los tíos! Ten un poco de respeto. Con lo mona que es porqué le haces esto…?”
Otra bronquita…
No sé quien es, no sé como se llama, Nadja se había ido hacía horas (o eso pensaba yo) así que me entra un ataque de risa y le digo literalmente que no me regañe.
“¿cómo te llamas? De hecho: ¿cómo me llamo yo? No lo sabes!”

“da igual, lo que has hecho blah, blah, blah y eres un blah, porque sois todos una panda de blahs…” y Judith sale a defenderme.
Ahí me tomo un momento para verlo porque no creo que esto me haya pasado nunca. De hecho no me acababa de creer que me estuviera pasando.
Ella le dice a Judith que no tiene nada en su contra y parece que se quiere hacer su amiga. Según Judith La Chica Que Pedía Banquet me quiere follar.
La idea me pone bastante cachondo y me encantaría irme a casa con las dos.
Al final me entero de que Nadja no se había ido cuando yo creí que se había ido y que lo había visto todo.
Judith y yo salimos de la cabina, ella se fue al baño y la chica que pedía Banquet aparece de pronto subiendo las escaleras.

El portero subnormal del Mall's le dice que se tiene que ir y ella le contesta que está esperando a sus amigas que están en el baño.
“Ya llevas mucho esperando”, le dice, “espera fuera”.
Haciendo amigos.
“Va conmigo” le digo al portero. Yo también sé hacer amigos, cabrón.
Me mira y quita la mirada jodido pero aceptando lo que hay. No le ganaría ni de coña en una pelea así que esta victoria me sienta de puta madre. Cuando él se sube a la puerta, la chica se acerca, seguro que para agradecerme lo que hice.
No.
“Sigo pensando que lo que hiciste fue blah, una falta de blah…”
Me giro para decirle al portero que la eche pero no me oye. Hijo de puta, seguro que se hace el sordo.
Salen sus amigas, “¿¡todavía con éste!?”. Pierdo fans por minuto.
Se la llevan, sale Judith y nos vamos a casa.
Ya en el coche Judith se relaja un poco, apoya su cabeza en mi hombro y conduzco.
Unos minutos más tarde Judith levanta la cabeza dando un brinquito.
“¿Oye, no vivirás con algún amigo, verdad? Porque si quieres proponerme un trío que sepas que a mi esas cosas no me gustan.”

De dónde habrá sacado esa idea?
Tranquila, Judith. Esos tríos tampoco son lo mío.

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